En el territorio de la Comunidad Autónoma Vasca, a lo largo del presente siglo, se han producido unas profundas transformaciones de sus estructuras económicas, sociales, demográficas y específicamente territoriales.
La comprensión de los procesos implicados en estas transformaciones es absolutamente necesaria para poder establecer estrategias correctoras de los desequilibrios urbanos y territoriales actuales, y en definitiva, para inspirar directrices coherentes en estos ámbitos.
En el País Vasco, durante su largo proceso de industrialización, la dinámica migratoria ha producido una importante concentración de la población en el espacio con desequilibrios territoriales, y sobre todo urbanos, que ahora deben afrontarse. Este proceso secular se completa con el importante declive industrial de los últimos lustros ofreciendo un panorama difícil en el que tienen que operar las presentes Directrices.
Las pautas que se han venido produciendo en las últimas décadas con respecto a la dinámica de asentamientos de la población en el territorio es probable que sufran cambios significativos debido a la previsible aparición de tensiones ubicacionales de carácter marcadamente distinto en las próximas décadas que harán necesaria una estrategia territorial de carácter supramunicipal que canalice coherentemente estas tensiones para lograr un territorio más equilibrado y en correspondencia con el nuevo estadio de desarrollo de la sociedad vasca.
Por una parte, es previsible que se produzca la ruptura del modelo territorial y urbano asociado a la etapa de fuerte industrialización del País Vasco debido a la disminución de la fuerza de las clásicas economías de aglomeración y a una valoración social mayor de los costos de congestión.
Por otra parte, la progresiva terciarización, una mayor aplicación de la robótica a los procesos productivos de carácter industrial y una mejora de los sistemas de comunicación harán posible el trabajo en equipo y coordinado sin unas exigencias de contacto físico entre las personas como las que actualmente existen. Consecuentemente, el modelo actual de concentración excesiva de la población y de la actividad económica en determinados puntos del territorio requerirá una revisión que le permita evolucionar hacia una situación de mayor equilibrio.
El modelo de ciudad industrial densa, con concentración de residencia e industria dentro de los límites de los núcleos tradicionales o en el fondo de los estrechos corredores congestionados, tan característicos en el País Vasco, es previsible que evolucione saliendo parte de los empleos y de la vivienda de los límites tradicionales de la ciudad y surgiendo nuevas tipologías residenciales de baja densidad en contacto con la naturaleza y parques de actividades económicas de nuevo cuño. Paralelamente a este proceso conocido en los medios académicos como "desurbanización" se considera deseable el surgimiento de un proceso de "reurbanización", es decir, de emergencia en el centro de las ciudades de nuevas actividades dotacionales, de empleos cualificados y de residencia urbana mediante la creación de áreas de nueva centralidad en los espacios vacantes que genera la reconversión económica y el desmantelamiento del aparato industrial obsoleto.
En las DOT, en consonancia con las necesidades y aspiraciones de la sociedad vasca en esta etapa neoindustrial, se propone un conjunto combinado y sinérgico de actuaciones de corrección del modelo territorial actual que incluyen hábitats residenciales alternativos cerca de núcleos rurales y en contacto con la naturaleza, parques de actividades económicas y operaciones de renovación en los principales núcleos industriales tradicionales de Euskadi.
El incremento futuro del tiempo de ocio a medida que aumente la productividad de las actividades económicas y predomine una mayor valoración personal y social del concepto "calidad de vida", hará que el interés por el disfrute de la naturaleza y la búsqueda de la máxima calidad ambiental del lugar de residencia y de trabajo adquieran un protagonismo mayor que el que actualmente tienen. La aparición de "hábitats intermedios" entre los tradicionales modos de vida urbano y rural, tal y como ha sucedido en otros países más desarrollados, cobrará protagonismo. Además de un proceso de recuperación integral de los núcleos urbanos existentes y una estrategia de puesta en valor de las áreas rurales, es previsible el surgimiento de una fuerte demanda de un hábitat residencial de baja densidad conectado eficazmente con los principales centros de decisión.
Como complemento de esta dinámica esperada de transformación del sistema de asentamientos, surgirá una revalorización del concepto de "variedad" que llevará a la adopción de estrategias de interconexión mayor entre los asentamientos urbanos, intermedios y rurales y a una acentuación de la idiosincrasia, señas de identidad y carácter específico de cada uno de ellos.
Para afrontar los grandes retos asociados al modelo territorial que demanda un nuevo estadio de desarrollo es necesario asumir una nueva actitud con respecto a las cuestiones urbanas y territoriales en el seno de nuestra sociedad.
Con respecto al marco urbano, es importante asumir una mayor preocupación por la escena urbana, por la imagen de la ciudad, por la morfología, por el espacio urbano y por todo lo que implique una apropiación y disfrute integral de la ciudad por los propios ciudadanos sin que otro tipo de consideraciones tengan más fuerza que el objetivo de dotar de la máxima calidad a la vida humana en la ciudad.
Paralelamente, es imprescindible que el territorio se desarrolle dentro de una estrategia general de atención a la conservación, rehabilitación y puesta en valor del medio físico.
Estas dinámicas previsibles deben manifestarse en la afloración de estudios de ordenación territorial que actualmente son escasos, la superación de la exclusiva óptica municipal en el planeamiento actual, la normalización de los estudios de carácter histórico-cultural, y en definitiva, en el surgimiento de una nueva actitud con respecto a las cuestiones urbanas y territoriales.
1. Enfoque Prospectivo. Retos y Desafíos de Futuro.
El territorio vasco atraviesa un periodo de transición al igual que el resto de países europeos. Pasar de un modelo de organización propia de un País industrializado a otro definido por la relevancia de las nuevas tecnologías, exige trabajar en la búsqueda, también desde la perspectiva territorial, del valor añadido. Esto implica un entorno de calidad y dotado de infraestructuras y equipamientos acordes con las demandas propias de una sociedad servo-industrial.
Resulta necesario, no sólo corregir los desequilibrios, carencias y desventajas que hereda el territorio, sino que también es preciso recoger las fortalezas y potencialidades existentes para integrarlas en las apuestas de futuro.
La respuesta a los nuevos desafíos pasa por conseguir un crecimiento económico estable y sostenible, haciendo especial hincapié en el cuidado medioambiental, mantener y aumentar la calidad de vida de los ciudadanos; preparar, en definitiva el territorio a las nuevas generaciones.