Departamento de Industria, Transición Energética y Sostenibilidad

Impactos esperados del cambio climático en el País Vasco

Aumento de las temperaturas mínimas en invierno y de las máximas en verano

Para finales del s. XXI, se espera que las temperaturas mínimas extremas se incrementen entre 1 y 3 ºC durante los meses de invierno. La media de las temperaturas mínimas extremas del periodo 1978-2000 fue de -2,35 ºC, mientras que para el periodo 2070-2100 se prevé que sea de -1.84 ºC. Es decir, estas temperaturas muestran un incremento medio de 0.51 ºC.

El número de días helados disminuirá un 50%. Desaparición del fenómeno de ‘olas de frío’ (episodios de entre 7 y 19 días) a partir de 2020.

Para finales del s. XXI, las temperatura máximas extremas aumentarán 3 ºC durante los meses de verano. A consecuencia de los cambios, se esperan olas de calor más largas y un ligero aumento de su frecuencia. Durante el periodo 1978-2000, solo el 10% de los días de verano se inscribían en periodos de olas de calor. Sin embargo, entre los años 2020 y 2050 las olas de calor pueden suponer el 30% de los días de verano, pudiendo llegar al 50% a finales de siglo.

Disminución de las lluvias entre un 15 y 20% para finales de siglo

Se prevé una disminución de las precipitaciones entre un 15 y 20% para finales de este siglo. Las precipitaciones aumentarán durante los meses de invierno entre un 5 y 20% y disminuirán en los meses de verano entre un 30 y 50%. Disminuirá la frecuencia de días de lluvia moderada y aumentará el número de días de lluvia muy intensa.

Calentamiento de la temperatura del agua y ascenso del nivel del mar

Para finales del s. XXI, la temperatura del mar en la costa vasca aumentará de 1,5 a 2,05 ºC en los primeros 100 metros de profundidad. El nivel del mar subirá entre 19 y 49 cm. Para el Golfo de Bizkaia la proyección apunta a que el agua de mar tendrá un pH próximo a 7,85 y una presión parcial de CO2 de 700 ppm.

Recursos hídricos: Menos aporte de agua y aumento del área inundable

Los escenarios auguran una disminución en el aporte de agua en invierno y primavera de entre un 6 y 13%. Esta situación disminuye la garantía de los sistemas de abastecimiento. La mayoría de los abastecimientos presentan una vulnerabilidad de media a muy alta ante cambios en las aportaciones hídricas.

Aumentará la variabilidad en el régimen hídrico, lo que tendrá un impacto añadido en la salud de los ecosistemas fluviales.

Aumenta el caudal pico de los ríos un 20% y, con ello, el área inundable (3%), lo que supondrá un aumento de las pérdidas económicas por inundación del 15% para 2050. En la cuenca del río Nerbioi, las precipitaciones máximas se incrementarán un 14% para el período 2001-2050, lo que aumentará su caudal pico y su zona inundable. Las áreas urbanas son las que presentan mayor vulnerabilidad ante las inundaciones.

El aumento de las precipitaciones extremas, además de provocar inundaciones, favorecerá el desencadenamiento de grandes deslizamientos y coladas de tierra.

Medio urbano: Las temperaturas máximas y mínimas aumentarán en las ciudades

Para el período 2071-2100, aumentarán las temperaturas máximas entre 4 y 5 ºC, y las mínimas entre 3 y 4 ºC en las tres capitales vascas. Se incrementará el número de días en los que se superará los 35 ºC en las tres capitales, que serán en torno a 10 días por año. Las olas de calor serán más largas y calurosas.

Para el período 2071-2100, las temperaturas mínimas de Donostia-San Sebastián y Vitoria-Gasteiz subirán de 2,9 ºC, mientras que en Bilbao la subida será de 3,6 ºC. Los días con temperaturas inferiores a 0 ºC se reducirán: en Vitoria-Gasteiz se pasará de los 30 actuales a 8,5 días; en Donostia-San Sebastián y Bilbao se pasará de los 8-9 actuales a 1 o 2 días. Habrá menos episodios de ‘ola de frío’ pero su duración será mayor.

Cuarenta municipios de la CAPV, en los que reside casi el 80% de la población, se verán afectados por eventos climáticos extremos: inundaciones, subida del nivel del mar y olas de calor. Ocho municipios pueden sufrir estos tres impactos: Bilbao, Donostia-San Sebastián, Getxo, Santurtzi, Erandio, Bermeo, Errenteria y Zarautz, que acogen al 34% de la población.

Zonas costeras: Los mayores impactos se derivan del ascenso del nivel medio del mar

El ascenso del nivel del mar máximo proyectado para la costa vasca es de 49 cm para finales de este siglo. Este ascenso aumenta el riesgo de inundación en zonas urbanas costeras y portuarias. Los acuíferos costeros, que en ocasiones sirven de abastecimiento de las poblaciones cercanas, podrían sufrir contaminación por agua salada. El área total afectada en Gipuzkoa por el ascenso del nivel medio del mar se estima en 110 hectáreas, y en 12 hectáreas en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai.

Puertos como el de Ondarroa, Deba y Zumaia se encuentran a una altura de menos de 30 cm sobre la pleamar máxima prevista para finales de siglo. Por tanto, estos puertos serían fácilmente rebasables.

Las playas y arenales constituyen uno de los elementos más vulnerables al ascenso del nivel del mar, que provocará un retroceso del 25% al 40% de su anchura. Las playas de Zarautz y Gaztetape (Getaria) se verían muy afectadas para su uso turístico, ya que perderían su ya escasa superficie de arena seca durante la pleamar. Destaca el impacto en la playa de Laida (Reserva de Urdaibai), que puede alcanzar 47 metros de retroceso.

Ecosistemas y recursos marinos: Incremento de la temperatura del agua del mar entre 2 y 3 ºC

La temperatura del agua del mar es una variable clave para la biodiversidad, los ecosistemas y recursos marinos, ya que las especies marinas están generalmente adaptadas a rangos muy específicos de temperatura. La costa vasca cuenta con una flora y fauna de carácter más meridional que otras regiones próximas atlánticas, por lo que el incremento de la temperatura puede tener consecuencias más graves. Para finales de siglo, se espera un incremento de la temperatura del agua del mar entre 2,1 y 3 ºC en los estuarios vascos durante los meses de verano.

Un 6,5% de la superficie actual de humedales y marismas podría verse afectada por el ascenso del nivel del mar. Como consecuencia, los humedales, marismas y otras comunidades intermareales –como las praderas de fanerógamas- podrían migrar de forma natural hacia el interior, aunque en muchos casos esta migración se verá impedida por barreras artificiales y naturales.

La progresiva acidificación del mar provocará una reducción extrema del crecimiento en invertebrados provistos de concha -como mejillones y lapas- o de caparazón -como erizos de mar y bellotas-.

Ecosistemas terrestres: Incremento de la flora alóctona e invasora, sobre todo en el Gran Bilbao

Es previsible que la flora alóctona incremente su presencia en el País Vasco, al verse favorecida por el incremento de las temperaturas. Por otro lado, una disminución de las precipitaciones estivales aumentaría la superficie de zonas sometidas a sequía estival y dificultaría el establecimiento y expansión de muchas especies alóctonas actuales, pero podría favorecer a especies de origen mediterráneo.

La comarca del Gran Bilbao es la que presenta un mayor nivel de invasión, aunque un aumento de la temperatura (sobre todo invernal) podría favorecer la expansión de algunas especies a otras comarcas.

En ecosistemas estuáricos la especie alóctona de mayor capacidad invasora es Baccharis halimifolia. Su presencia disminuiría al aumentar el grado de salinidad y encharcamiento y podría estar condicionada en el futuro por un cambio en la cuantía y distribución de las precipitaciones.

El papel de los ecosistemas terrestres como sumideros de carbono puede verse seriamente comprometido durante las próximas décadas.

Recursos edáficos: Aceleración de los procesos de degradación del suelo

Los suelos están sujetos a diferentes procesos de degradación (naturales y antrópicos) como la erosión, la pérdida de materia orgánica, la contaminación, la salinización, la pérdida de biodiversidad, deslizamientos de tierras, etc. Dichos procesos podrían verse acelerados por el cambio climático, ya que la temperatura, la precipitación, así como las propiedades químicas de la atmósfera inciden directamente en los procesos relacionados con el suelo.

Recursos agrarios: El cambio climático tendrá efectos contrapuestos según los distintos cultivos

El incremento en la temperatura del aire, la concentración de CO2, una menor disponibilidad de agua al disminuir las precipitaciones, así como los cambios en la temperatura del aire y del suelo tendrá efectos contrapuestos, pudiendo ser beneficiosos o dañinos para los diferentes sistemas agrarios.

Se prevén cambios en los ciclos productivos de los cultivos, con variaciones de las épocas de floración y maduración de los frutos.

Se dará un incremento del rendimiento de ciertos cultivos, como el trigo de invierno y la vid. En el caso de la vid, el aumento de la temperatura conllevara una menor acidez total, lo que afectará negativamente a la calidad de los vinos. Los vinos tendrán mayor grado alcohólico con elevado PH, menor acidez total y menos aroma.

Se prevé un descenso de la capacidad de carga de los pastos de montaña, ofreciendo menor cantidad de hierba pero de mejor calidad y de mayor aprovechamiento por parte del ganado ovino. Sin embargo, la menor cantidad de hierba perjudicará especialmente al ganado vacuno.

Recursos forestales: "Mediterraneización" de los ecosistemas forestales vascos

La variación prevista en las precipitaciones y el aumento térmico podrían, a priori, facilitar la ‘mediterraneización’ de los ecosistemas forestales del País Vasco, comportando cambios en la composición específica de los mismos.

Las predicciones muestran un impacto significativo en tres especies representativas de las masas forestales vascas: roble común (Quercus robur), haya común (Fagus sylvatica) y pino insigne (Pinus radiata). Se espera la desaparición casi total de sus nichos para el año 2080 y un desplazamiento progresivo de los mismos hacia el norte de Europa a lo largo del presente siglo.

El aumento de episodios extremos (tormentas, vendavales, ciclogénesis explosivas, etc.) incrementarán de manera significativa el volumen anual de madera dañada por perturbaciones naturales.

El equilibrio entre las plagas de insectos y sus enemigos naturales se verá afectado. El aumento de la temperatura favorecerá, en general, el desarrollo de los insectos y su supervivencia durante el invierno.

Las masas forestales desempeñan un papel esencial como sumideros de carbono y regulan la permeabilidad del suelo. Por tanto, las políticas forestales tendrán que tener en cuenta la condiciones ambientales del futuro inmediato para que los bosques sigan siendo grandes sumideros de CO2 y contribuyan a recoger el agua de la lluvia.

Salud: Olas de calor y episodios respiratorios

El aumento de las temperaturas supondrá un empeoramiento de la calidad del aire, especialmente en los meses de verano, lo que tendrá un impacto negativo sobre la salud. Se producirá un aumento de la morbilidad por olas de calor y un aumento de los episodios agudos respiratorios, especialmente de las alergias. Se trata de dos problemas que se verán agravados por el progresivo envejecimiento de la población.

El impacto sobre la salud conlleva un impacto económico derivado del aumento de las inversiones en materia de dependencia y del mayo gasto en necesidades médicas y hospitalarias.

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