El proceso de convergencia iniciado hace algunas décadas se encuentra en un estado avanzado. Por primera vez, la mayoría de consumo cultural se realizará bajo la matriz digital. En la fase actual, se encuentra disponible un importante número de dispositivos multimedia que permite un consumo en entornos y contextos dispares. Terminales multifuncionales que facilitan la emergencia de formatos audiovisuales adaptados, con más o menos fortuna, a las características tecnológicas de los soportes y plataformas que los generan y distribuyen (dimensiones de pantalla, capacidad de almacenamiento, resolución, velocidad de transferencia, etc.). La multiplicación de periféricos disponibles en los entornos cotidianos determina, a su vez, diferentes usos y prácticas culturales. Algunas de ellas basadas en la colaboración, que necesitan interpretarse a la luz de las nuevas necesidades de relación social, que se evidencian con más claridad entre las personas jóvenes. Por primera vez, los mensajes audiovisuales elaborados en un registro digital son susceptibles de distribuirse en pantallas dispares adosadas a un sin fin de terminales (teléfonos, ordenadores, PDAs, radios, reproductores Mp3. etc.). A su vez estos monitores se relacionan o no con otros dispositivos que permiten aumentar su capacidad de almacenamiento y manipulación y, en consecuencia, el consumo de los mensajes de manera personalizada y a voluntad. Esta tendencia se va a ver reforzada con la disponibilidad de sistemas de transmisión y almacenamiento cada vez más eficientes. La emergencia de la Televisión Digital Terrestre (TDT), la telefonía de tercera generación, los grabadores personales de vídeo (PVR) o la generalización, entre algunos segmentos de la población, de conexiones de banda ancha para Internet así lo auguran. La cacharrería actual y futura plantea enormes retos para los productores multimedia que deberán estimular su creatividad para vencer las limitaciones de la etapa precedente. Las experiencias comunicativas se han limitado, en la mayoría de los casos, a la reproducción más o menos maquillada de los productos audiovisuales generados para los soportes tradicionales. Unos materiales audiovisuales disponibles y amortizados que vuelven a ser empaquetados de nuevo y lanzados al mercado con un envoltorio distinto para simular un grado de innovación que no se corresponde con la realidad.
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Fecha de la última modificación: 18/11/2005 |