22. Conjunto Romántico-Modernista (San Sebastián)
ETAPA 1: HONDARRIBIA • DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN
Ensanchando horizontes
A mediados del siglo XIX, los donostiarras tuvieron que reflexionar y decidir el destino de su ciudad. La popularización del turismo balneario entre las clases aristocráticas y burguesas europeas ofreció a San Sebastián nuevas oportunidades de desarrollo. Para ello, fue necesario redibujar las líneas de su identidad y tomar decisiones que iban a afectar a su patrimonio construido heredado de la época medieval y moderna. Así, tras el derribo de las murallas de la villa, comenzado el 4 de mayo de 1863, desaparecería cualquier atisbo de edificaciones anteriores en todo el arenal frente a la villa.
De aquella destrucción se iniciaría, sin embargo, una nueva etapa para el urbanismo y la arquitectura en la ciudad, durante 50 años de incansable urbanización: el ensanche de Cortázar. La cimentación en terreno arenoso y el aislamiento de cualquier filtración del río o del mar eran algunas de las principales dificultades del proyecto. Tengamos en cuenta que gran parte del ensanche donostiarra se halla levantada arrebatando suelo a las marismas fluviales y los arenales que antiguamente eran anegadas durante los temporales de mar.
Desaparecidas las murallas, se concibió un espacio abierto, un boulevard, en su lugar, a partir del cual se erigían los bloques de casas y los servicios municipales. Sería en 1913-1914 cuando esta fase de crecimiento tuvo su fin, justamente en la Plaza del Centenario, que rememoraba el arrasamiento de la villa por las tropas angloportuguesas.
De esta forma, la fisonomía de la ciudad cambiaría radicalmente, asemejándose a cualquier ciudad burguesa de la Belle Époque. No en vano la San Sebastián de aquellos años tomaría el apodo de “pequeña París”.
La Pequeña París
La trama urbana se organiza en una planta de damero donde las calles se cruzan entre sí perpendicularmente. El estilo predominante es el ecléctico y los bloques de casas se levantan en bloques de sillar de arenisca. Tras una primera línea de manzanas, se ubicó la Plaza de Gipuzkoa, un espacio porticado en cuyo centro se ubica una zona ajardinada, con estanques, diseñada por el prestigioso Pierre Ducasse (1877). El margen oeste de la plaza lo ocupa el Palacio de la Diputación, contruido entre 1878 y 1885, bajo el diseño del arquitecto José Goicoa. El edificio, edificado en estilo neoclásico isabelino, fue destruido por un incendio al poco de su inauguración y las labores de reconstrucción terminaron en 1890.
Una de las principales arterias del ensanche es la Avenida de la Libertad. Desgraciadamente es la zona donde más derribos y reconstrucciones se han realizado a fines del siglo XX, pero conservamos casas de gran monumentalidad como el bloque entre las calles Getaria y San Marcial (1916-1921), que contrasta con el material empleado en el resto de casas por la presencia de mármoles, o la sede del Banco Guipuzcoano (1900).
Debemos destacar, en el mismo estilo, las casas y los pórticos de la calle San Martín, donde se abre la plaza del Buen Pastor, presidida por la catedral (1897), de estilo neogótico, que se contruyó para servir como parroquia a la burguesía de la zona. De ésta se destaca su aguja, de 75m de altura. En su parte posterior, aparece el edificio de Correos (1873), que inicialmente albergo la Escuela de Artes y Oficios, trasladada después al nuevo edficio contiguo (1909), actual centro kultural Koldo Mitxelena. Destacamos también la escuela Asilo San José (1903, c/Prim 33) y las escuelas de Amara (c/ Urbieta 38), ambos en estilo neoclásico. Entre otros servicios públicos, destacamos el mercado de la Brecha (1879).
Además de otros muchos edificios, son reseñables los edificios de estilo modernista que pueden encontrarse en el Ensanche: c/ Garibay 21 (1903, Ramón de Cortázar), c/ Prim 17 (1904, Ramón Cortázar) y 28 (1906, Luis de Elizalde), c/ Zubieta 1 (1906, Ramón Cortázar), Urbieta 54 (1906, Luis Elizalde), c/ Moraza 5 (1906, Luis de Elizalde), c/ Larramendi 1 (1908, Augusto Aguirre), etc. Son muy destacables los azulejos de la citada casa Prim 17, cuyo autor fue Daniel Zuloaga, tío del pinto Ignacio Zuloaga.
Finalmente, destacar el conjunto creado entre el teatro Victoria Eugenia (construido en estilo neoplateresco), el hotel María Cristina (en estilo ecléctico) y los jardines de Okendo (incluyendo la escultura en honor del Almirante Oquendo, de 1894) que se inaugurarían en 1912.