5. Barrio rural de Arkolla (Hondarribia)
ETAPA 1: HONDARRIBIA • DONOSTIA-SAN SEBASTIÁN
El área rural de la villa marinera
La jurisdicción de la villa de Hondarribia en época medieval y gran parte de la moderna contó con una extensión considerable, ya que abarcaba varias localidades del entorno, como Lezo, una parte importante de Pasaia (Donibane) e Irun. Si bien la actividad más notable de la población estuvo relacionada con el mar, no fue menos importante el área rural. Así, gran parte de los linajes establecidos en el ámbito urbano contaban con su casa o caserío en la parte interior del territorio. No olvidemos, por ejemplo, la importancia de la producción agropecuaria en la actividad marítima, siendo la producción de la sidra uno de sus máximos exponentes. El abastecimiento de esta bebida era fundamental para surtir a los navíos que se dirigían a la caza de la ballena y la pesca del bacalao en Terranova, de otros pescados en las pesquerías de Irlanda o Mauritania, las expedicienes comerciales entre el norte de Europa y el Mediterraneo o el tráfico colonial con América.
Podemos considerar un indicador de la importancia del área rural el que, durante la ocupación franco-navarra de la villa de Hondarribia entre 1521 y 1524, existió una política activa de esquilmar las tierras circundantes a la villa, a lo que algunos vecinos que se encontraban refugiados en Lezo respondieron con incursiones para la defensa de sus recursos rurales.
Diseminados pero unidos
Las casas y las instalaciones (como son los molinos, por ejemplo) del medio rural del barrio de la Arkolla se encuentran dispersos por las faldas del monte Jaizkibel. Entre ellas encontramos interesantes ejemplos de arquitectura palaciega, como es el caso de Zuloaga Aundi (palacio barroco del siglo XVIII). Este palacio sustituyó a otro, del que ya se tienen noticias en el siglo XVI. Los Zuloaga es el mejor entre los ejemplos de linajes que contaron con sus casas nobles dentro y fuera de la villa amurallada. Esta del ámbito rural destaca por contar con una gran fachada principal, delimitada por dos grandes torreones de planta cuadrada y fabricadas en sillería arenisca. Entre ambos se desarrolla una fachada más sencilla, con un balcón corrido en la planta primera y una distribución ordenada de los vanos. Cabe destacar la puerta de acceso a la finca, también de estilo barroco.
No obstante, la mayor parte de las edificaciones siguen un estilo propio de los caseríos vascos de época moderna y contemporánea. Destacamos Txendunebe y Txendunea Goia, Etxeberri, Larragain, Arotzenea,… Entre los molinos que existían en el barrio, destacamos Goikoerrota, que presenta aún los restos de la estructura productiva y Bekoerrota, donde se mantiene parte del canal y el depósito de agua.
A pesar de que podamos pensar que la organización dispersa de las casas, cada una rodeada de sus propias huertas, frutales, pastos y campos de cultivo, conlleva una vida aislada respecto a los vecinos, debemos decir que el mundo tradicional del País Vasco se ha provisto de medios para la socialización y cohesión de sus habitantes. Así, el barrio de Arkolla cuenta con una ermita dedicada a Santiago, erigida en un cruce de caminos, aproximadamente en el centro del territorio. Se trata de un humilde templo de arquitectura popular donde se materializan las festividades del mundo rural. Además, el barrio se dotó de sus propias infraestructuras de ocio, como puede ser la sociedad y el sencillo frontón aledaño a la ermita.